Ronald Hubbard describió a las iglesias de Scientology como islas de cordura en un mundo difícil, cada una de ellas establecida para ayudar al hombre a salir de la creciente oscuridad y el declive de esta civilización de la Tierra. “Otros hablan de un mundo mejor”, escribió. “Nosotros estamos creando uno”.

Mantener un trabajo en el mundo laboral es, para la mayoría de la gente, una necesidad onerosa. Pocos de los que trabajan para ganarse la vida son tan afortunados como para hacer algo con lo que puedan disfrutar, y mucho menos algo de lo que estén tan convencidos como para dedicar sus vidas al empeño. Por el contrario, los miembros del staff de las organizaciones de Scientology reconocen la importancia de ayudar a otros a alcanzar paz, cordura y verdadera libertad espiritual. Como L. Ronald Hubbard lo describiera: “Un puesto en una organización de Scientology no es un trabajo. Es un deber y una cruzada”.